Agradecimientos y DedicatoriaHacer arte en un mundo eficientista y fordista es una lucha constante contra las instituciones sistémicas que el neoliberalismo se ha encargado de promover a partir de discursos bastante cerrados y deterministas. Quizás en algún momento de la historia, estos fueron necesarios para lograr el desarrollo industrial que buscaban los países como una forma de probar un progreso social uniforme que, quizás, no habían logrado desde que los Estado-Ciudad presionados por la industrialización se convirtieron en la norma de la estructura social. El arte desde ese momento se pegó a ese desarrollo a partir de la imprenta, la radio, el cine y la distribución masiva o lo que Walter Benjamin llamó la reproductibilidad técnica.Hablar de reproductibilidad, entonces, remite a esa lucha en la cual el arte parece perder su esencia en medio de la necesidad de distribuirse de forma masiva y de esa manera alimenta un sistema de progreso, mientras alimenta ese discurso eficientista. Esa dualidad tiene por lo