“…Esta discrepancia podría deberse al hecho de que los perros, tal como se mencionó en la introducción, prestan elevada atención a los estímulos sociales humanos (Gácsi et al, 2009), estos les resultan reforzantes (Bolló et al, 2021;Cook et al, 2016) y son utilizados como claves para guiar su comportamiento de modo persistente, aun en situaciones desventajosas (e.g., Kundey et al, 2010;Szetei et al, 2003). Teniendo esto en cuenta, la presencia de la clave humana durante la adquisición pudo haber captado una mayor atención de los perros y haber incrementado el valor apetitivo de esa opción, sumando al valor reforzante de la comida el valor de la persona como refuerzo social.…”