Se estima que, en la actualidad, entre 3 y 4 millones de personas en Estados Unidos y Suprimir 170 millones en todo el mundo presentan una infecci on cr onica por el virus de la hepatitis C (VHC) 1-3 . El VHC sigue siendo la infecci on cr onica transmitida por la sangre que aparece con m as frecuencia en Estados Unidos, y supone hasta dos tercios de los nuevos casos diagnosticados de hepatopat a cr onica 3,4 . Como este virus se transmite principalmente por v a parenteral, sabemos que determinadas poblaciones presentan un mayor riesgo de exposici on: las personas que recibieron transfusiones de sangre antes de 1992 o factores de la coagulaci on antes de 1987, las que padecen hemofilia, los pacientes en hemodi alisis, los individuos infectados por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y las personas que utilizan drogas por v a intravenosa 5 . Estos grupos se incluyen por tanto en las recomendaciones actuales para identificar a los individuos que podr an beneficiarse de una detecci on precoz 5,6 (Tabla 1). Aunque dichas recomendaciones comenzaron a utilizarse hace m as de una d ecada, todav a se cuestiona si la estrategia que proponen ha resultado eficaz para identificar a los individuos con infecci on cr onica por el VHC, la mayor a de los cuales nacieron entre 1945 y 1964 3 . Una consideraci on adicional es que algunas de las poblaciones que presentan la mayor prevalencia del VHC (como las personas que utilizan drogas por v a intravenosa, los reclusos o los mendigos) podr an no tener acceso al sistema sanitario o no estar incluidas en los programas de vigilancia poblacional, por lo que la verdadera prevalencia del VHC podr a estar cambiar por subvalorada 1 . En Estados Unidos, el medio m as frecuente de transmisi on del VHC sigue siendo el uso de drogas por v a parenteral; la seroprevalencia de anticuerpos frente al VHC podr a ser superior al 70 % despu es de 3-5 años de exposici on habitual 7,8 (Figura 1). Los esfuerzos por implantar estrategias de prevenci on y tratamiento en esta poblaci on podr an ser cada vez m as importantes para controlar la aparici on de nuevas infecciones por el VHC.La importancia de contar con estrategias de detecci on eficaces se ha visto reforzada por la reciente disponibilidad de terapias antivirales, cada vez m as eficaces 9,10 . La consecuci on del aclaramiento viral a largo plazo despu es de un ciclo de terapia antiviral (lo que se conoce como «respuesta virol ogica sostenida»), es duradera, y demuestra que el VHC se puede erradicar con un tratamiento eficaz 11,12 . Adem as, un tratamiento cambiar por exitoso de la infecci on puede tener un gran impacto sobre la evoluci on natural de la hepatopat a cr onica asociada a este virus, dado que la consecuci on de una respuesta virol ogica sostenida podr a dar lugar a una importante disminuci on del riesgo de carcinoma hepatocelular (CHC) y de la mortalidad relacionada con cambiar por la enfermedad hep atica 13-17 . Aunque un paso importante para minimizar la carga global asociada a las infecciones por el VHC consiste en identifi...