“…No es por ello extraño que en las últimas décadas se hayan multiplicado las referencias a Dewey en trabajos sobre Service Learning, convirtiéndolo en precursor involuntario de una iniciativa en la que nunca pensó como tal 4 . Este incremento corre de manera paralela al propio desarrollo de la literatura sobre esta metodología y la reemergencia del pragmatismo (Saltmarsh, 1996;Morton y Saltmarsh, 1997;Ehrlich, 1998;Cummings, 2000;You y Rud, 2010;Scott, 2012). Además, en estos trabajos, la apelación a Dewey no se produce solo, como pedían Giles y Eyler, en lo que tiene que ver con la fundamentación teórica del APS, sino también con su práctica en relación sobre todo con el aprendizaje activo, la vinculación de la institución educativa con la sociedad, la centralidad del estudiante, etc.…”