Este artículo analiza las distintas problemáticas que se enfrentan en la actualidad ante la generación excesiva de contenidos en línea, así como la falta de control que experimenta la presencia de una intencionalidad negativa en sus propósitos, lo que genera graves trastornos de información en los ecosistemas de la comunicación. Esta propuesta se basa en cuatro situaciones: (1) identificación conceptual en relación con la desinformación, categorizando distintas modalidades y dimensiones de información falsa; (2) clasificación de actores participantes en distintos momentos del proceso: propiciadores de situaciones, afectados, verificadores de hechos y consumidores de contenidos; (3) caracterización de estrategias de implementación del fact-checking, correspondientes a la verificación de hechos por medio de agencias especializadas, alternativas curriculares de formación y el papel de las bibliotecas académicas y de los profesionales de las ciencias de la información en la alfabetización informacional, mediática, digital y alfabetización de nuevos medios; y (4) críticas sobre la factibilidad del Fact-Checking desde la perspectiva de diversos autores. Se concluye sobre la carencia de una epistemología sólida respecto al tema y el exceso de posibles alternativas de solución, pero sin concreción de actos objetivos con aplicaciones efectivas.