En este caso clínico se condensa parte del saber adquirido tras 30 años de trabajo en el mundo de las adicciones como psicoterapeuta integrativa. La teoría (el mapa) no es el territorio. Utilizando los métodos relacionales se transciende la etiqueta de “adicto” y se conoce al ser humano que hay detrás; se facilita el desarrollo del vínculo y del contacto interno. El cliente se reconoce, y se reintegra, en el espejo que se ofrece. Los fallos relacionales experimentados, sobre todo tempranos, modelan los procesos internos y la relación con el exterior. La sustancia toma la función de estabilizar, regular ante el dolor emocional. Y el cliente precisa una relación psicoterapéutica segura donde obtener esto mismo. Una contratransferencia consciente y no-reactiva resulta decisiva, así como el manejo de las sombras, perjuicios, fantasías y modelos de ayuda interiorizados. Así el cliente podrá mostrar su vulnerabilidad, y celebrar un encuentro verdadero y reparador. Y superar su adicción, su guion de vida.