El artículo analiza el coro de Suplicantes de Esquilo en el marco de los debates en torno al denominado “modelo Vernant” y postula la posibilidad de continuar aplicando dicho modelo sin perder de vista los planteos críticos. El examen parte del protagonismo del coro y su relación con los personajes y considera las posibles repercusiones que la performance pudo generar en la audiencia a partir de la figura de Pelasgo como la que opera sobre la implicación entre el coro y el público, ponderando los aspectos políticos que la tragedia pone de relieve, inherentes a las pautas institucionales de toda pólis griega, así como a ciertas características específicas de la democracia ateniense.