“…Concretamente, sobre los jóvenes que ocupan la última fase de la transición de la juventud a la edad adulta. Socializados en la idea de un ciclo vital estandarizado con base en la norma de empleo masculina descrita, muchos jóvenes se topan hoy con una realidad biográfica ciertamente diversificada: los patrones sobre los que crearon sus expectativas pierden validez, sus trayectorias laborales se caracterizan por la inestabilidad, la precariedad y el desempleo, sus salarios son tan escasos como sus propios derechos laborales, sus transiciones se complican, sus planes de futuro se retrasan… (Cavalli, 1985;Côté, 2000;Gentile, 2014;Leccardi, 2002;Leccardi, 2008;Leccardi y Ruspini, 2006; Moreno Mínguez, Ló-pez Peláez y Segado Sánchez-Cabezudo, 2012;Pais, 2003;Reiter, 2003;Santamaría, 2010;Santamaría, 2012;Santos y Martín, 2012). Estas cuestiones, en su conjunto, llenan sus futuros y sus vidas de una fuerte sensación de incertidumbre.…”