La COVID-19, confirmada en el Perú el 6 de marzo de 2020 con su primer caso, ha develado en nuestro país diversas precariedades, no sólo en su sistema de salud, sino, también, en su democracia y nivel moral de la sociedad. En el artículo se revisan diversos problemas éticos y de salud mental destacando, entre ellos, la dificultad de colaboración entre Estado/Sociedad para luchar unidos contra la pandemia, y la presencia de grupos poblacionales que, en lugar de protegerse, ignoran las normas de aislamiento social facilitando la transmisión del agente viral. Se propone una hipótesis -científica y moral explicativa- de tales conductas. Además, aprovechando la energía que brinda toda crisis y la posibilidad de convertirla en corriente de desarrollo, se sugiere una serie de medidas de inversión gubernamental con el potencial de corregir los problemas de salud mental que afectan, por siglos, a la sociedad peruana, para impulsar su desarrollo moral y económico.