“…El debate sobre la renta básica se ha concentrado, en gran medida, en la ética, la economía y, más recientemente, en la política de los regímenes que mantienen una renta universal de modo incondicional. En contraste, se han hecho pocos esfuerzos por considerar las cuestiones que atañen a la aplicación de ésta; una situación desafortunada que hemos puesto en cuestión anteriormente (De Wispelaere y Stirton, 2007, 2011a, 2011b). A nuestro entender, las razones por las cuales se haya omitido las cuestiones de aplicación pueden atribuirse a una combinación de tres factores: una concepción demasiado restrictiva de la naturaleza y el papel de la administración pública como «una burocracia controladora» (Standing, 2002); una estrategia comparativa en la que la renta básica aparece como clara ganadora en comparación con las políticas asistenciales; y la convicción de que la renta básica es eficiente en términos administrativos porque no padece las numerosas deficiencias que presentan los programas de asistencia social selectiva.…”