“…(3) elevación y variables derivadas, tales como topografía de pendiente, curvatura o rugosidad y microclimáticas; (4) variables obtenidas mediante teledetección, como índices de vegetación, temperatura en superficie o clasificaciones de la cubierta del suelo, que han sido poco empleadas aunque tienen potencial importante (Chen et al, 2022). No obstante, 21.6 % de las publicaciones poseen información suficiente para hacer análisis complejos (variables fisiológicas, climáticas, edafológicas, radiación solar, genética de la especie, perturbación del área y variables de idoneidad de hábitat de las especies estudiadas) (Axer et al, 2021;Manzanilla-Quijada et al, 2020;Ramírez-Magil et al, 2020), incluso, cuentan con datos suficientes de abundancia de las especies que permiten su inclusión en el modelo (Bañuelos-Revilla et al, 2019).…”