La aparición de cada nueva vacuna abre la expectativa de poder al menos controlar un problema de salud. Sin embargo, los problemas de salud pueden ser más complejos y muchas veces la sociedad y aun los profesionales pueden colaborar inadvertidamente en su vigencia.A pesar del impacto que la introducción de la vacunación masiva contra el neumococo en 2000 en Estados Unidos pueda haber tenido en la tasa de hospitalización por neumonía y en la incidencia de complicaciones en ese país, 1 parece que su impacto sobre el número de consultas por la misma enfermedad no ha sido de la misma magnitud. Un reciente artículo estima que la tasa de consultas ambulatorias pediátricas por neumonía adquirida en la comunidad no se modificó significativamente entre 1994 (19,2/1000) y 2007 (22,4/1000).
2Pero más interesante aún es la investigación que hacen los autores sobre el uso de antibióti-cos en estos pacientes, encontrando que en cerca del 80% de los que recibían antibióticos se trataba de un antibiótico de espectro inadecuado (macrólidos o cefalosporinas) o de amplio espectro (amoxicilina-clavulanato), en lugar de penicilina (o amoxicilina). Además, ellos encontraron que este fenómeno se asociaba al incremento en la edad de los pacientes y a la atención en consultorio en relación a los asistidos en hospitales. Entre las especulaciones que podrían explicar sus hallazgos, los autores incluyen la preocupación de los médicos por la presencia de microorganismos mal llamados "atípicos", 3 a pesar de que no se ha demostrado en forma conclusiva la eficacia de macrólidos contra Mycoplasma pneumoniae.
4También podría influir la mayor exposición de los médicos en consultorios a la propaganda médica, más centrada en antibióticos de amplio espectro.Este tema debe llamar la atención sobre una parte importante de nuestra práctica profesional, ya que las infecciones respiratorias agudas (y la neumonía dentro de ellas) son la primera causa de consulta en pediatría. Debido a ello, el uso inadecuado de antibióticos en esta condición alcanza una dimensión muy significativa.A pesar que el vocablo neumonía despierta en todo el que lo oye, tanto público como profesionales, una sensación de "enfermedad que requiere antibióticos", debe tenerse siempre presente que cerca de la mitad de las neumonías son de etiología viral.5 Como muestra contundente de esta realidad valga el estudio de Hazir y col., quienes compararon la eficacia de amoxicilina contra placebo en menores de 6 años con diagnóstico de neumonía. 6 No debe sorprendernos que ellos encontraran que la respuesta al tratamiento no difería entre ambos grupos.El uso de terminología inapropiada ("neumonitis", "neumonía atípica") 7 y el empleo de algoritmos diagnósticos muy simples de los que se desprende que todo paciente con diagnóstico de neumonía debe recibir antibióticos pueden conspirar contra un uso más adecuado de antibióticos.
8Todos los días debemos apelar al mejor criterio de nuestros pediatras para conseguir un uso más adecuado de los antibióticos, recordando que ello no sólo implica usa...