“…En este sentido, se ha informado que cuando un deportista presenta los valores normales y específicos de flexibilidad en cada articulación de un determinado deporte, éste dispone de un ROM óptimo para favorecer el máximo rendimiento físico-técnico deportivo con una menor predisposición a la lesión deportiva (Riewald, 2004;Santana, 2004). Así, diversos trabajos han observado que el rendimiento deportivo declina tanto con el ROM extremo "hipermovilidad" (Gannon y Bird, 1999;Snyder, McLeod y Hartman, 2006) como con el ROM limitado por una menor extensibilidad muscular "cortedad muscular" (Young, Clothier, Otago, Bruce y Liddell, 2003;Rahnama, Lees y Bambaecichi, 2005;Zakas, Vergou, Zakas, Grammatikopoulou y Grammatikopoulou, 2002;Zakas, Vergou, Grammatikopoulou, Sentelidis y Vamvakoudis, 2003). Además, la cortedad muscular ha sido correlacionada con la lesión muscular (Bradley, Olsen y Portas, 2007;Dadebo, White y George, 2004;Ekstrand, Wiktorsson, Oberg y Gillquist, 1982;Rahnama et al, 2005;Witvrouw, Danneels, Asselman, D'Have y Cambier, 2003), la lesión ligamentosa como el esguince de tobillo (Ekstrand y cols., 1982;Pope, y cols., 1998; Okamura y cols., 2014) y la rotura del ligamento cruzado anterior (Ellera, Vieira y Becker, 2008), y la lesión por sobrecarga como la fascitis plantar, la tendinopatía rotuliana y aquilea, la periostitis tibial, el síndrome de la cintilla iliotibial y el síndrome de dolor femoropatelar (Witvrouw, Mahieu, Roosen y McNair, 2007;Probst, Fletcher y Seeling, 2007;Johanson, Baer, Hovermale y Phouthavong, 2008).…”