El 26 de diciembre de 2021 en Burlington, Massachusetts, Edward (Ed) Wilson partió de este mundo a sus 92 años. A la comunidad científica de Magallanes, su partida nos conmueve especialmente por su sagacidad en la investigación y conservación de los pequeños organismos, su capacidad de síntesis y su compromiso con la conservación de la biodiversidad que han tenido resonancias en el trabajo que hemos desarrollado desde nuestra Universidad de Magallanes y que iluminan visiones e identifican desafíos que deberemos abordar con las generaciones jóvenes en el austro y el planeta entero.
En 1987 advirtió que:Si los seres humanos desaparecieran mañana, el mundo continuaría con pocos cambios. …Pero si los invertebrados desaparecieran, dudo que la especie humana pueda durar más que unos pocos meses (Wilson, 1987, p. 345).Esta impactante sentencia debiera incitarnos a comprender la interdependencia ecológica entre todos los seres vivos, incluidos los humanos, y el imperativo ético de visibilizar la existencia de los invertebrados y su actual exterminio masivo. La extinción de una especie rara vez es un evento aislado y las interacciones entre especies en redes ecológicas pueden desencadenar cascadas de extinción (Dunn 2005). Estas cascadas de co-extinciones debieran despertarnos un sentido de duelo: un dolor por la pérdida masiva de pequeños co-habitantes, una aflicción por su exterminio y una demanda social por protegerlos junto a los hábitats donde ocurren sus interacciones ecológicas. Para estimular este sentido de responsabilidad y ética del cuidado, es imprescindible visibilizar a los invertebrados (Rozzi, 2019).