“…Existe abundante evidencia, tanto de investigación básica como aplicada, para aseverar que el conocimiento metacognitivo unido a la habilidad para utilizar estrategias metacognitivas constituyen un potente predictor de aprendizaje efectivo (Chou, 2016;Ellis, Bond y Denton, 2012;Lai, 2011;Perry et al, 2018;Quigley et al, 2019;Stel y Veenman, 2008;Zumbrunn, Tadlock y Roberts, 2011) y que la metacognición es clave para mejorar tales resultados de aprendizaje en cualquier edad, dominio disciplinar y cultura (Baas et al, 2015;Dignath et al, 2008;Donker et al, 2014;Hattie, 2016;Perry, Albeg y Tung, 2012;Perry et al, 2018;Quigley et al, 2019;Stel y Veenman, 2008Veenman y Beishuizen, 2004;Veenman, Wilhelm y Beishuizen, 2004;Veenman y Spaans, 2005;Veenman, Hout-Wolters y Afflerbach, 2006). Por otra parte, Marcel Veenman, uno de los autores más prolíficos en el área, puntualiza que para maximizar el impacto de la enseñanza se deben cumplir varias condiciones: la metacognición debe ser parte integral del currículo y no enseñarse en unidades discretas o lecciones aisladas; el propósito de la enseñanza, incluyendo los elementos metacognitivos, debe explicarse claramente a los estudiantes, y el aprendizaje debe darse por un periodo prolongado (Veenman y Beishuizen, 2004: 635).…”