En los últimos años, ha crecido el número de universidades que han abierto la carrera de producción musical; sin embargo, la enseñanza de esta profesión no se ha limitado al uso de la tecnología de la grabación para artistas de la canción o el diseño sonoro; de forma gradual, los creadores que viven en Guayaquil (Ecuador) han explorado una línea particular: el paisaje sonoro como materia prima o eje de una obra artística desde la fundación de la Universidad de las Artes en la ciudad. Desde entonces, el concepto de interdisciplinaridad tiene sentido en productores musicales que trasgreden la tradición de la disciplina y proponen alternativas de creación sonora a partir de instalaciones, videoarte, performance u obras conceptuales, la práctica artística es realizada desde múltiples lenguajes artísticos en que se vincula el audio. El presente trabajo explora estas tendencias a través de tres exponentes que, provenientes de una educación artística transdisciplinar, han trabajado con el paisaje sonoro de la ciudad; sus propuestas confluyen en diversas técnicas, como ejercicios de representación sónica, grabaciones convencionales, procesamiento en tiempo real, programación e instalaciones.