“…La evaluación docente llevada a cabo por las Universidades suele centrarse en la aplicación de cuestionarios al estudiantado sobre determinados ítems referidos a la actuación docente, cuyos resultados son fácilmente cuantificables y permiten situar al profesorado en una escala determinada. Este tipo de evaluación docente ha sido analizada y criticada en numerosas ocasiones (cfr., por ejemplo, Ghislandi, Raffaghelli, Sangrà, & Ritella, 2020;Moreno Olivos, 2018), aduciendo que dichas evaluaciones son más útiles para la administración universitaria que para la mejora de la calidad de enseñanza y que, en todo caso, ofrecen datos descontextualizados y de baja densidad. El diario de los estudiantes, por el contrario, permite al profesorado visualizar cómo discurre el curso, qué contenidos ofrecen una mayor dificultad o necesitarían de explicaciones más detalladas y hasta qué punto se estimula la reflexión y el trabajo de los estudiantes.…”