“…Los estudios sobre este catalizador biológico se han enfocado principalmente en peces, sobre todo para buscar alternativas para la obtención de enzimas a partir de los materiales residuales generados por la industria pesquera (Zhou et al, 2011). Sin embargo, los estudios en crustáceos son limitados al compararlos con los reportados en peces y organismos terrestres (Balti et al, 2012;Navarrete del Toro & García-Carreño, 2019), apenas aproximadamente 36 investigaciones entre 1980 a la fecha que señalan a esta enzima y casi un tercio de ellos fueron realizados en los últimos cinco años (13 estudios), esto puede deberse a que los estudios se han canalizado y enfocado en la tripsina, ya que esta puede representar hasta el 60% de la actividad proteolítica digestiva (Cruz-Suarez, 1996;Muhlia-Almazán et al, 2008). Las primeras investigaciones sobre la detección de esta enzima no la consideraban relevante (Lee et al, 1984;Glass & Stark, 1994); sin embargo, este pensamiento se ha ido modificando al encontrarse en diversos estudios sobre crustáceos la presencia de la quimotripsina (Tsai et al, 1986;Tsai et al, 1991;Von Elert et al, 2004;Navarrete del Toro et al, 2015;Torres Ochoa, 2020) (Tabla 1).…”