Desde una perspectiva crítica y fenomenológica, en este ensayo nos proponemos cuestionar el supuesto de que la digitalización del estudio sería un avance inevitable y necesario en términos educativos. Sostenemos que la digitalización no es una ‘solución’ para lo que hemos denominado heurísticamente pérdida de estudio, una de las pérdidas educativas ocasionadas, entre otras cosas, por la suspensión global de las actividades educativas presenciales durante la pandemia del Covid-19. Nuestra tesis es que el estudio digital tiene un carácter regresivo en cuanto reduce esta práctica a sólo uno de sus momentos específicos, que puede ser descrito como eminentemente cognitivo y solitario. Esto dificulta, cuando no impide, el despliegue del estudio en su complejidad y multidimensionalidad en tanto forma de vida y práctica primordialmente corporal, social y estética. Lejos de ser una innovación educativa, el estudio digital más bien refuerza una noción tradicional y dominante del estudio en las culturas occidentales que debe ser problematizada.
Desarrollaremos nuestra tesis en cinco momentos. En primer lugar, abordaremos la pérdida del estudio a nivel del discurso educativo que se enfoca exclusivamente en la enseñanza y el aprendizaje. Luego esbozaremos una crítica a la noción tradicional del estudio en Occidente como práctica cognitiva, solitaria y también elitista. Posteriormente, caracterizaremos tres dimensiones primordiales del estudio desde una perspectiva fenomenológica: corporalidad, socialidad y esteticidad. Además, ofreceremos algunos ejemplos de esta caracterización en la educación superior. Finalmente, indicaremos cuatros aspectos en los que se manifiesta la pérdida de estudio bajo las condiciones de la digitalización. Concluiremos con algunas consideraciones en relación con la transformación digital del campo educativo.