“…Por su parte, el modelo estimado mostró que si la joven habitaba en una vivienda tradicional indígena, disminuía la probabilidad de que no estudiara por la falta de dinero o costos educativos elevados, falta de cupos, no existía centro educativo cercano o el establecimiento asignado es muy lejano o necesitaba trabajar. Sin embargo, esto no fue expuesto por Vilalta et al (2020), quien afirmó que el tipo de vivienda afecta directamente el acceso a algunos recursos por parte de los individuos y por ende, incide puede influir en el acceso a la educación. Por otro lado, en cuanto al trabajo que ejerce la joven, sí era de esperarse una probabilidad positiva, pues, como lo planteó Ortiz-Ocampo (2017), de las mujeres rurales de Colombia, el 81% de ellas son madres cabeza de hogar, y por ende no estudian, ya que no tiene dinero para costear sus estudios.…”