“…Entre dichas cualidades sobresale la implicación escolar (school engagement), variable que es identificada como un elemento crucial para el desarrollo psicosocial y el éxito académico (Motti-Stefadini y Masten, 2013;Ramos-Díaz, Rodríguez-Fernández, Fernández-Zabala, Revuelta, y Zuazagoitia, 2016). Concretamente, en el periodo de la adolescencia la implicación del estudiante con la escuela adopta un significado fundamental en la comprensión del comportamiento saludable (Li y Lerner, 2011). El constructo de implicación escolar no cuenta con una acotación conceptual uní-voca y es debatido por los investigadores (Appleton, Christenson, y Furlong, 2008;Lawson y Lawson, 2013), si bien puede definirse como el grado en que el alumnado se compromete con la escuela y está motivado para aprender (Simons-Morton y Chen, 2009), es decir, es un meta-constructo que incluye tres dimensiones: cognitiva, emocional y conductual (Appleton, 2012;Fredricks, Blumenfeld, y Paris, 2004;Glanville y Wildhagen, 2007;González y Verónica-Paoloni, 2014;Veiga, Burden, Appleton, Céu, y Galvao, 2014).…”