2001
DOI: 10.1016/s1575-0973(01)78593-5
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Trastornos de personalidad en alcohólicos

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“…Parece incuestionable, a tenor de la investigación disponible, que los sujetos que abusan o dependen de drogas presentan una prevalencia extremadamente alta de trastornos de la personalidad (Blume, 1989;Brooner, et al, 1997;Calsyn et al, 1996;Flynn et al, 1996;Halikas et al, 1994;Kosten et al, 1989) que alcanzan en algunos casos el 61% (DeJong et al, 1993) e incluso más (Kokkevi y Stefanis, 1995;Kosten y Rounsaville, 1986;Kranzler et al, 1994;Marlow et al, 1995). En nuestro país las cifras son algo menores, oscilando entre el 36% (García y Ezquiaga, 1992) y el 53% (Cervera et al, 1997), aunque algunos estudios encuentran muestras con prevalencias sensiblemente más bajas (Santos et al, 2001) y otros más elevadas (San Narciso et al, 2000;Sánchez et al, 1999) al evaluar subpoblaciones específicas. Cuando la evaluación se ha llevado a cabo utilizando instrumentos concebidos desde una perspectiva dimensional la prevalencia ha resultado aún mayor (Craig y Weiberg, 1992;Flynn et al, 1995;McMahon y Richards, 1996;Mestre et al, 2001;Nadeau et al, 1999).…”
Section: Introducción Eunclassified
“…Parece incuestionable, a tenor de la investigación disponible, que los sujetos que abusan o dependen de drogas presentan una prevalencia extremadamente alta de trastornos de la personalidad (Blume, 1989;Brooner, et al, 1997;Calsyn et al, 1996;Flynn et al, 1996;Halikas et al, 1994;Kosten et al, 1989) que alcanzan en algunos casos el 61% (DeJong et al, 1993) e incluso más (Kokkevi y Stefanis, 1995;Kosten y Rounsaville, 1986;Kranzler et al, 1994;Marlow et al, 1995). En nuestro país las cifras son algo menores, oscilando entre el 36% (García y Ezquiaga, 1992) y el 53% (Cervera et al, 1997), aunque algunos estudios encuentran muestras con prevalencias sensiblemente más bajas (Santos et al, 2001) y otros más elevadas (San Narciso et al, 2000;Sánchez et al, 1999) al evaluar subpoblaciones específicas. Cuando la evaluación se ha llevado a cabo utilizando instrumentos concebidos desde una perspectiva dimensional la prevalencia ha resultado aún mayor (Craig y Weiberg, 1992;Flynn et al, 1995;McMahon y Richards, 1996;Mestre et al, 2001;Nadeau et al, 1999).…”
Section: Introducción Eunclassified
“…Asturias ( En nuestro país, las cifras son algo menores oscilando entre el 36% (García y Ezquiaga, 1992) y el 53% (Cervera et al, 1999), aunque algunos estudios encuentran muestras con prevalencias sensiblemente más bajas (Santos et al, 2001) y otros más elevadas (San Narciso et al, 2000;Sánchez et al, 1999) Por último, queremos destacar que aunque el uso de autoinformes como el MCMI-III en el ámbito de las drogodependencias está muy extendido, su utilidad no debe limitarse a determinar la posible presencia de trastornos de personalidad. Es un cuestionario muy útil para analizar la relación del paciente con la droga en función de su patrón de personalidad, lo cual indicaría también la función principal que cumple la autoadministración de sustancias y hacer así una mejor planificación de la intervención terapéutica para cada paciente.…”
unclassified