Los craneofaringiomas son tumores benignos intracraneales de origen epitelial poco frecuentes. Se caracterizan por infiltrar estructuras adyacentes como el hipotálamo, la glándula hipofisiaria y el quiasma óptico. Existen dos estirpes histológicas, la adamantinomatosa y la de tipo papilar, la cual se encuentra casi exclusivamente en población adulta. Pese a que sus manifestaciones son inespecíficas, la sospecha diagnóstica se basa en hallazgos clínicos y técnicas de imagen. Sin embargo, el diagnóstico definitivo se realiza mediante estudios histopatológicos. El craneofaringioma se considera la neoplasia selar más frecuente en la población pediátrica y puede llegar a impactar negativamente su crecimiento y desarrollo. Aunque es una patología con excelente supervivencia, genera una alta morbilidad en los pacientes, tanto antes como después de su tratamiento. Por este motivo, los más recientes avances en el tratamiento del craneofaringioma se han enfocado en minimizar los efectos adversos y las morbilidades secundarias a este.