“…Como respuesta a estos fenómenos, los actores y organizaciones interesados, entre ellos el Estado en sus diferentes niveles, las organizaciones de la sociedad civil y las propias comunidades han decidido impulsar proyectos de turismo alternativo que apuntan a paliar los efectos adversos antes mencionados, y a aprovechar el potencial que representan sus recursos naturales y culturales (CDI, 2013;CONANP, 2007). 1 Los esquemas organizativos para la gestión de estos proyectos han sido diversos, sin embargo, en su mayor parte se busca maximizar la participación de las comunidades en el diseño, planeación, ejecución y manejo de las empresas de turismo con miras a un mayor beneficio para las comunidades, o al menos esto se proyecta (Guzmán, 2012;Palomino & López, 2008;Pérez & Zizumbo, 2014). 1 Así, por ejemplo, la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) cuenta con el Programa de Turismo Alternativo en Zonas Indígenas, que incentiva actividades turísticas en comunidades indígenas.…”