“…Ante el panorama que se avecinaba y posterior a las repercusiones del arribo de la actividad turística a los espacios prístinos para el crecimiento económico de los países subdesarrollados, los Organismos Internacionales empiezan a mencionar la imperante necesidad de establecer un sistema capitalista con rostro humano, de lo contrario los efectos del modo de producción hegemónico se agudizarían, por tanto se trasladan las acciones de crecimiento hacia el campo dando lugar al desarrollo rural sustentable, desarrollo rural local o nueva ruralidad, con la finalidad de continuar en el proceso de reproducción de capital mediante nuevas esquemas para la acumulación (Monterroso, 2010;Rosas, 2013;Giarraca, 2001;De Grammamont, 2008;Barkin, 2001;Palafox-Muñoz & Martínez, 2015) En las últimas décadas el despojo de los bienes comunes [tierra y agua] para su mercantilización ha sido promovido para el desarrollo de actividades económicas tales como la mega minería (Svampa, 2012;Grigera & Álvarez, 2013), a lo que Hardin (1968) llama la tragedia de los comunes, en donde menciona el reto que implica evitar la sobreexplotación y degradación de los bienes de todos (citado en Poteete, Janseen & Ostrom, 2010). El turismo permite una visión integral de un fenómeno que ha fragmentado a las comunidades campesinas, su complejidad .…”