Entre ca. 2200-1550 a. n. e. se manifiesta una marcada dispersión de la población del cuadrante centroriental de la península ibérica en asentamientos de pequeño tamaño y su enrocamiento en posiciones elevadas o fortificadas. Esta pauta de asentamiento, que prevalece durante más de seis siglos, resulta excepcional en la Edad del Bronce de Europa y difícilmente se explica sin una situación de conflicto social latente. El presente trabajo realiza un escrutinio de las principales evidencias productivas registradas en los 1.445 yacimientos documentados hasta el momento en un territorio de 117.444 km2 con el fin de determinar la distribución y organización de las fuerzas productivas. El análisis cuantitativo identifica diferencias económicas significativas entre asentamientos de llanura, de altura y en cuevas, así como entre poblados fortificados y no fortificados. Mientras los grupos culturales identificados, como Las Motillas o el Bronce Valenciano, compartieron los mismos medios de producción, El Argar se distingue de una forma nítida. Este contraste lleva a valorar si la particular organización económica y social de la periferia argárica puede entenderse como una respuesta de estas comunidades enrocadas y atomizadas al desarrollo expansivo de El Argar y su necesidad de obtener determinados recursos estratégicos. En definitiva, se presenta una metodología de estudio paleoeconómico en arqueología a partir de grandes series de datos procedentes tanto de prospecciones como de excavaciones.