El movimiento de mujeres indígenas en América Latina y el Caribe en la segunda década del siglo XX revolucionó la disciplina de las Relaciones Internacionales (RI), al reinterpretar los marcos teórico-metodológicos en su deseo de comprender el mundo diplomático. Desde una perspectiva crítica, las mujeres indígenas mexicanas continúan demostrando la importancia de tomar conciencia de los rituales como actos performativos que resignifican las estructuras institucionales, las normas y el orden, en una redefinición de la visión sobre la gobernanza global. Al incorporar nuevas aproximaciones metodológicas basadas en la ética de cuidados y reciprocidad en escenarios violentos, este artículo responde con el método del análisis crítico del discurso, como experiencia del habla y del texto, a la pregunta sobre si el acceso de las mujeres indígenas a los espacios internacionales es una caracterización de la paradiplomacia o, más bien, el “buen vivir” de un momento histórico en el surgimiento de una diplomacia indígena con rostro femenino en un mundo globalizado.