Varios estudios han documentado el efecto de la COVID-19 en la mortalidad y en los nacimientos, pero se ha prestado menos atención a su impacto en las migraciones. El objetivo de este artículo es analizar qué consecuencias ha tenido la pandemia en los nacimientos, las defunciones y las migraciones durante 2020 en el conjunto de España y en las Comunidades Autónomas (CC.AA.) de Madrid, Cataluña, Baleares, Castilla y León, Asturias y Andalucía, comparando los datos registrados con una proyección de población en ausencia de pandemia. Seguidamente, se realiza una proyección hasta 2031 para evaluar el posible impacto, a nivel nacional, en dichos componentes demográficos, la población total y su estructura durante la próxima década según tres escenarios. Nuestros resultados muestran que en 2020 hubo un exceso de defunciones del 16,2 %, con un impacto desigual a escala regional. Los nacimientos se redujeron un 6,5 %, sin grandes variaciones entre las CC.AA. analizadas. Sin embargo, el componente más afectado fue la inmigración internacional, con un descenso del 35,9 %, mientras que la emigración disminuyó un 23,8 %. La reducción de la inmigración tuvo un gran impacto en las regiones más dinámicas y receptoras de flujos exteriores, liderando un notable descenso del crecimiento poblacional esperado sin pandemia, pese a que continuó siendo positivo. La caída de este componente, junto al exceso de mortalidad, también intensificó el decrecimiento poblacional en las CC.AA. en declive demográfico, que no fue compensado por un cambio de signo negativo a positivo en las migraciones internas. En cuanto a la proyección de población a nivel nacional hasta 2031, se observa que, si se recuperaran en 2022 los valores de migraciones internacionales y de fecundidad esperados sin pandemia, el tamaño y la estructura de la población apenar se verán afectados a medio plazo. No obstante, si la recuperación se prolongara, la estructura etaria se verá notablemente afectada, principalmente en las regiones con una dinámica demográfica recesiva.