“…Desde 1999 a 2013, el foco de estudio se centró en el análisis de variables cinemáticas, cinéticas y de actividad eléctrica muscular -a través del uso de la electromiografía (EMG)-que se producían de manera aguda luego de una sesión de entrenamiento a pie descalzo. Debido a que ya se han comprobado varias hipótesis relacionadas con los cambios crónicos de quienes comienzan a practicar BFR, es que se han empezado a estudiar otras variables tales como el control de la estabilidad en el plano frontal (Ekizos, Santuz, & Arampatzis, 2017), cargas sobre el tendón de Aquiles (Rice & Patel, 2017), equilibrio estático en posturografía (Smith et al, 2015), rotación tibial y su influencia en la aducción del calcáneo (Fischer, Willwacher, Hamill, & Bruggemann, 2017), uso de calzado minimalista para la recuperación luego de correr un maratón (Nakagawa et al, 2017), rol que cumple la fatiga en la absorción de fuerzas del tobillo (Hashish, Samarawickrame, Baker, & Salem, 2016), mejora de capacidades cognitivas que se producen por correr descalzos (Alloway, Alloway, Magyari, & Floyd, 2016), rigidez muscular (Tam, Astephen Wilson, Coetzee, van Pletsen, & Tucker, 2016), economía de carrera en mujeres (Berrones et al, 2016), cambio en la tipología del arco plantar longitudinal medial (APLM) (Dolenec, Radi, & Strojnik, 2015), y la inclinación del terreno por donde se corre (An, Rainbow & Cheung, 2015), entre otras.…”