“…Es fundamental que el espacio público a cargo de los gobiernos sea regulado por valores normativos que definan ventajas, restricciones y sanciones, así como un sistema de incentivos que motive a los individuos a obrar con sentido constructivo en la vida democrática (Uvalle, 2014). La legalidad, la imparcialidad, la justicia, la igualdad, la libertad, el pluralismo, la responsabilidad, la inclusión, la participación y la transparencia son algunos de los valores de un gobierno democrático que tienen como horizonte la preservación del interés público, generar conductas en favor de la vida colectiva y el sentido de pertenencia a la vida comunitaria, así como asegurar el bienestar general de los ciudadanos y los grupos de interés (Uvalle, 2014;Ronzhyn y Wimmer, 2019). Por lo tanto, la ética de gobierno es el elemento fundamental para garantizar la confianza y la legitimidad del gobierno ante la sociedad, lo cual es vital en cualquier sistema democrático, en donde los ciudadanos esperan que la acción pública sirva a la pluralidad de intereses con equidad y que se administren los recursos de forma correcta (Bautista, 2007).…”