La metodología Eye tracking se utiliza para registrar el comportamiento visual mediante el seguimiento ocular a fin de rastrear: el tamaño y el diámetro de la pupila, el movimiento de los ojos y las fijaciones ante la presencia de un estímulo visual (Van Assendelft, 2017). En términos generales, se emplea una luz infrarroja que ilumina el ojo para captar la luz que pasa por la pupila, luego se refleja de vuelta por la córnea para finalmente proyectarse en un dispositivo (Holmqvist et al., 2017; Miller, 2015; Nilsson & Nivre, 2010). El Eye tracker es el instrumento que permite realizar este registro. Esta metodología se ha utilizado en el estudio de la lectura con el fin de registrar la dirección y detención de los movimientos oculares y determinar así qué área del texto está siendo enfocada durante la lectura (área de interés); por tanto, se constituye en una forma de validez ecológica del proceso cognitivo atencional que subyace a la conducta lectora (Bax & Chan, 2019; Parodi y Julio, 2016).