La ecocardiografía comenzó a desarrollarse a partir de la década de 1950, producto del esfuerzo conjunto de diversos investigadores suecos, entre los que destacan Edler y Hertz 1 . La tecnología inicial fue la ecocardiografía transtorácica (ETT), que estuvo confinada por un tiempo al área del diagnóstico en cardiología pero con la aparición de la ecocardiografía transesofágica (ETE) en 1980 fue exitosamente incorporada al ámbito de la cirugía cardíaca a fines de la misma década, pues permitía la visualización del corazón sin interferir con el campo quirúrgico 2 . En la actualidad su uso en cirugía cardíaca sería prácticamente mandatorio como es el caso de la cirugía valvular 3,4 . En cirugía no cardiaca el uso intraoperatorio de la ETE no está tan firmemente arraigado pero las recomendaciones de la Asociación Americana de Anestesiólogos (ASA) 5 , sugieren su utilización en toda situación de hipotensión e hipoxemia inexplicada y refractaria o cuando se anticipa que alguna de estas situaciones catastróficas podrían ocurrir como por ejemplo en un trasplante pulmonar.La necesidad de extender la monitorización hemodinámica al pre y post-operatorio 6 , períodos en los cuales no se podía recurrir a la ETE, hizo volver la mirada nuevamente hacia la ETT. Dado su carácter no invasivo y portátil, ésta comenzó a ser usada por anestesiólogos, intensivistas y médicos de urgencia 7 "al lado de la cama de paciente" 8 . La versatilidad de sus beneficios incluyen: ágil evaluación preoperatoria de pacientes considerados de alto riesgo y sometidos a cirugías de urgencia absoluta o relativa 4,9 , en las que no hay tiempo para pedir una evaluación formal por un cardiólogo, determinar si existe neumotórax en un poli-traumatizado 8 y quizás lo más importante: en el diagnóstico diferencial y manejo del colapso hemodinámico ("shock") 10,11 . En todas estas situaciones la ETT ofrece la posibilidad de responder certeramente a preguntas específicas, enfocadas ("focused") en el problema, en donde sea que nos encontremos: Pabellón, Unidad de Recuperación, Servicio de Urgencia, UCI, helicóptero de rescate, sin necesariamente trasladar al paciente a una unidad de radiología (de ahí el nombre "POCUS" "Point-of-Care UltraSound") 7,8,12,13 y así tomar decisiones 14 que determinaran cambios en la conducta terapéutica en el 16-58% de los pacientes 15 . La deuda pendiente sería demostrar que estas nuevas aplicaciones de la ultrasonografía tienen un impacto medible en cuanto a mejorar el pronósti-co 16 . Este efecto probablemente nunca será calculado puesto que nadie privaría a un paciente en colapso circulatorio de los beneficios que ofrece un método no invasivo con tanta riqueza de información diagnóstica.Pero la utilidad del ultrasonido en el período perioperatorio no se ha limitado a la ecocardiografía; durante los últimos 20 años ha influenciado la prácti-ca de la anestesia regional 17 y desde hace 10 años es considerado un estándar para la instalación de accesos vasculares 18 . En este número la Dra. Carolina Cabrera en conjunto con el grupo de ...