“…y recrudecimiento de enfermedades, pero también de cambios científicos, tecnológicos y organizativos que a su vez impactan sobre los servicios de salud(Kadirvelu & Gurtu, 2015). El cambio hacia un plan de estudio basado en competencias, la complejidad y amplitud del contenido de la educación médica, los cambios en los servicios de la salud y los avances médicos han incrementado las demandas hacia los doctores para renovar sus conocimientos de forma constante(Zehry et al, 2011).En efecto, la forma en que los estudiantes de medicina, enfrentan el conocimiento es muy diferente, porque basan su aprendizaje en ambientes de navegación digitales, pero que innegablemente asisten al alumno de la carrera médica(Lara & Miyahira, 2009). Todo ello, en parte, gracias a la telemedicina, los simuladores, la realidad aumentada, solo por citar algunas tecnologías, de infinito potencial y diversas aplicaciones que estimulan el desarrollo de habilidades y destrezas, sean básicas o avanzadas, dirigidas al entrenamiento clínico o con el fin de mejorar el conocimiento cognitivo(Dávila, 2014;Vargas et al, 2016).No obstante, es claro que tales recursos están determinados por condiciones socioeconómicas y simbólicas, inseparables unas de las otras; sumado la complejidad que puede haber debido al requerimiento de personal técnico capacitado en el funcionamiento de los equipos necesarios(Moya & Vásquez, 2010;Vargas et al, 2016).Por ende, la tecnología no es a lo único que se puede recurrir a la hora de elaborar actividades no formales y voluntarias dentro de las cátedras universitarias de la carrera.En la actualidad, muchas universidades donde se ofrece la carrera de medicina realizan actividades no formales como congresos, reuniones, conferencias, sociedades científicas, por nombrar algunos, los cuales son acreditados con certificados o constancias de asistencia, que perfectamente encaja como ENF (Salvá, 2011).…”