La industria de la construcción es responsable del 75% del consumo de recursos naturales de la tierra y sus desechos representan el 50% del volumen dispuesto en los vertederos, generando impactos negativos para la economía, sociedad y medio ambiente. En la ciudad de Cuenca se registra un promedio mensual de 25.000 m3 de escombros. El ladrillo y concreto representan el 75% de los desechos de una construcción. El objetivo de esta investigación es determinar el volumen de ladrillo desechado y sus características técnicas, para constituirlo como material alternativo en la fabricación de un elemento de mampostería, aportando en la reducción del consumo de recursos naturales y la contaminación ambiental. Esta investigación es de tipo mixta, (cuantitativa y cualitativa) experimental que recopila datos proporcionados por los constructores expertos del Colegio de Arquitectos del Azuay mediante una encuesta digital y la revisión de información bibliográfica. Como resultado se tiene que las 1250 edificaciones construidas por estos profesionales generan 656,25 m3 de ladrillo desechado al año, siendo considerarlo como material alternativo para la fabricación del nuevo elemento de mampostería. En base a la bibliografía revisada se elaboraron 2 tipos de bloques reemplazando el material de pómez por ladrillo triturado. Los bloques que reemplazaron el 30% del árido grueso (Tipo B), incrementan un 15% de su peso y mantiene la resistencia a la compresión y cumplen el requerimiento exigido por la Norma Técnica Ecuatoriana y las exigencias de la presente investigación; mientras que, los que reemplazaron el 100% del volumen de polvo, obtuvieron resultados insatisfactorios, su peso resultó similar, pero su resistencia a la compresión se redujo al 47%. La fabricación de 60 bloques Tipo B permitirá ahorrar de 0,18 m3 de material natural y su utilización en una vivienda de 150 m2 evitará la explotación natural de 15 m3 de material natural.