En marzo de 2020 se ordenó el cierre de colegios y la implementación de la educación virtual en muchos países como una medida de control para desacelerar la propagación del SARS-CoV-2, lo que, junto con el distanciamiento social, representó una amenaza para la salud mental de población infantil y adolescente en edad escolar. En este contexto, el acceso a las tecnologías de la información fue un factor determinante para contrarrestar el aislamiento social y permitir la continuidad del rol escolar en esta población.
En este sentido, varios estudios han reportado que la suspensión de clases presenciales y el uso de la educación virtual como resultado de la pandemia por COVID-19 tuvieron efectos positivos y negativos en la salud mental de la población pediátrica, condicionados por factores individuales, familiares y socioeconómicos. Por otra parte, la reapertura de las instituciones educativas después de un periodo prolongado de distanciamiento social y restricciones de la movilidad humana representó, en términos de desarrollo y de salud mental, tanto una oportunidad como un desafío para los niños y adolescentes y sus familias.
Teniendo en cuenta lo anterior, el objetivo de este artículo es reflexionar, por un lado, sobre el impacto diferencial que el cierre de escuelas y la implementación de la educación virtual durante la pandemia por COVID-19 tuvieron en el desarrollo y la salud mental de la población infantil y adolescente en edad escolar, y, por el otro, en los potenciales efectos del retorno a la educación presencial en estos mismos aspectos. Esperamos que los contenidos de esta reflexión sean útiles para orientar la implementación de acciones educativas y de cuidados en salud mental infantil en futuras pandemias.