“…Los TUA pueden agravar los síntomas positivos, interferir con la adherencia al tratamiento, la tolerancia y la respuesta, y empeorar el pronóstico de trastornos psiquiátricos (Dixon, Weiden, Haas, Sweeney, y Frances, 1992;Duke, Pantelis, y Barnes, 1994;Fowler, Carr, Carter, y Lewin, 1998;Lejoyeux et al, 2013;Noordsy et al, 1991;Sullivan, Fiellin, y O'Connor, 2005;Vorspan, Mehtelli, Dupuy, Bloch, y Lépi-ne, 2015;Worthington et al, 1996). También se ha descrito peor calidad de vida, problemas sociales, tasas más altas de violencia y suicidio, y mayor frecuencia y duración de ingresos hospitalarios (Cantor-Graae, Nordström, y McNeil, 2001;Dervaux et al, 2006;Drake, Osher, y Wallach, 1989;Gerding, Labbate, Measom, Santos, y Arana, 1999;Hulse y Tait, 2002;Mueser et al, 2000;Mukamal, Kawachi, Miller, y Rimm, 2007;Soyka, 2000;Soyka, Albus, Immler, Kathmann, y Hippius, 2001;Suominen, Isometsä, Haukka, y Lönnqvist, 2004;Urbanoski, Cairney, Adlaf, y Rush, 2007). Los TUA también se asocian con múltiples condiciones médicas y comorbilidades psiquiátricas, e implican consecuencias negativas físicas y psicológicas (Bowman y Gerber, 2006;Mathalon, Pfefferbaum, Lim, Rosenbloom, y Sullivan, 2003).…”