IntroducciónEn la actualidad podemos contestar a muchas preguntas sobre la pseudoartrosis del escafoides, si bien tenemos que admitir que algunas de ellas son incompletas y otras están en proceso de revisión. Con todo, el balance de las aportaciones hechas al tema en los últimos veinte años invita al optimismo. A modo de ejemplo, conocemos mejor los factores que conducen a la falta de consolidación de las fracturas del escafoides 1 , tenemos información sobre la evolución natural de la pseudoartrosis 2-7 , disponemos de clasificaciones que orientan el tratamiento 8-9 y podemos diagnosticar con mayor precisión la viabilidad vascular del fragmento proximal 10 . En este terreno de los estudios de imagen, la utilización de la resonancia magnética potenciada con contraste de gadolinio ha supuesto un notable avance respecto al estudio estándar, aportando superior sensibilidad y especificidad en la valoración de la vascularización.El tratamiento quirúrgico de la pseudoartrosis del escafoides también ha evolucionado de forma notable. Inicialmente, el objetivo era únicamente obtener la consolidación y el método para conseguirlo, el aporte de injerto óseo acompañado de una prolongada inmovilización. La técnica denominada Matti-Russe ha sido durante años la más utilizada [11][12][13][14][15][16] , aunque con resultados satisfactorios limitados a los casos con buena vascularización y que no afectaran al tercio proximal. En una segunda etapa reciente, se ha pasado a reconocer la necesidad de reconstruir la anatomía del escafoides, además de obtener la consolidación. La difusión de nuevos métodos de osteosíntesis, con especial mención del tornillo de Herbert 17 , ha facilitado este doble objetivo, permitiendo la fijación estable de injertos cortico-esponjosos tallados a medida de la deformidad que se pretende corregir [18][19][20][21] .La situación actual del tratamiento de la pseudoartrosis del escafoides, en líneas generales, es satisfactoria pero, ¿qué hacer con los casos en los que se ha realizado correctamente una técnica convencional y no han consolidado?, o ¿qué podemos ofrecer a los casos con una necrosis avascular del fragmento proximal?. El presente trabajo pretende contribuir a contestar estas cuestiones.