La ventilación mecánica (VM) constituye un apoyo frecuente en el manejo de niños críticamente enfermos, quienes pueden requerirla por diferentes etiologías, entre ellas el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA). Sabemos que a pesar de ser un soporte vital, su uso inapropiado puede producir daño inducido por ventilación mecánica (DIVM). En la actualidad, la evidencia recomienda las estrategias de “ventilación protectora”, bajos volúmenes corrientes, que minimicen este daño y es ahí donde la ventilación de alta frecuencia oscilatoria (VAFO) tendría un rol teórico. La VAFO permite el intercambio gaseoso usando pequeños volúmenes corrientes (VT) 1-2 ml /kg y frecuencias respiratorias supra fisiológicas, con la consiguiente disminución del riesgo de atelectrauma, manteniendo el “pulmón abierto” y en la zona de seguridad de la curva presión-volumen. Su uso en pediatría oscila entre el 3 y el 30% de los pacientes ventilados, la mayoría de las veces como terapia de rescate frente a la falla de la ventilación convencional (VMC) en insuficiencia respiratoria refractaria. Muchos aspectos de la VAFO en pediatría no han sido totalmente esclarecidos; su efecto protector teórico permanece aún sin bases sólidas en el escenario clínico, quienes se benefician de su uso, cuál es el mejor momento para iniciarla (temprana o rescate), cuales son los valores óptimos del oscilador y como monitorear la mecánica pulmonar en VAFO. La presente revisión pretende repasar los conceptos teóricos de la VAFO, formular recomendaciones para su uso y considerar la evidencia disponible que nos permitan dilucidar las interrogantes antes mencionadas.