“…Estos indicadores abarcan, por ejemplo, indiferencia, hacia los sentimientos de las participantes, críticas personales, conductas de burla por la condición de ser mujer, conductas manipuladoras, culpabilizar a la pareja por el estado de la relación, comportamientos para generar sufrimiento a la pareja como reclamos o muestras de enfado, amenazas de terminar la relación, agresiones físicas como empujones o bofetadas, e incluso actos y tocamientos sexuales no deseados. Estudios similares reportan prevalencias de violencia de pareja entre 20% a 85% en mujeres jóvenes y adolescentes (Eshelman & Levendosky, 2012;García, 2013;Martín-Baena et al, 2016;Stöckl et al, 2014;Rodríguez-Franco et al 2016;Vara-Horna et al, 2016;Viejo, 2014). Esto sugiere que la violencia a la mujer por parte de su pareja varón se está dando en edades tempranas y que no es necesario la cohabitación para que se produzca este tipo de maltrato, lo cual es preocupante dado las consecuencias que implican este problema de salud pública.…”