Si bien la antropología de la educación, como campo de estudio, tiene un origen reciente a comparación de la historia humana y de la historia de la educación, es preciso entender, en primer lugar, que la educación se constituyó como “una preocupación central en el mundo antiguo” (Angarita, 2016, p. 163), que la llevó, de acuerdo con Noguera-Ramírez (2019), a ser el proyecto más ambicioso y significativo de la humanidad para ese momento2. En segundo lugar y derivado de esta preocupación, las primeras contribuciones que surgieron sobre la educación del hombre tienen elementos que merecen mayor comprensión en torno a las posibilidades que tiene el ser humano de educarse para ser más3 a la luz de la antropología de la educación. Por lo anterior, este artículo de revisión se ocupará de desarrollar las primeras visiones antropológicas del ser educable bajo el lente de la teoría antropológica de la educación de José María Barrio Maestre, con particular precisión en los dos principios de educación contemporáneos claves: la educabilidad y la educandidad.