“…En síntesis, las y los autores mencionados en el epígrafe anterior comparten una serie de consensos que son aceptados por la literatura latinoamericana: la inexistencia del Estado como unidad empírica, ya que ésta se produce en el plano de las representaciones; la necesidad de análisis de las diversas organizaciones que en la práctica realizan las tareas estatales; la especificidad cultural del Estado; las difusas, o incluso inexistentes, fronteras entre Estado y sociedad (Barragán y Wanderley, 2009; Burgos, 2018; García y Sanabria, 2016; Hevia, 2009; Schavelzon, 2010; Suaza y Martínez, 2016; Vacas Mora, 2015). De ahí la dificultad de entregar una definición única y cerrada de lo que se entiende por Estado, aunque provisoriamente podemos asumirlo como un “artefacto cultural que se construye a partir de las prácticas y representaciones de los ciudadanos y de los agentes oficiales en interacción” (Martínez, 2013, 160).…”