“…A propósito de las anteriores premisas, se han encontrado ciertos encuadres o representaciones estables que el periodismo elabora acerca de los sujetos pobres: como individuos disfuncionales, incapacitados para adaptarse satisfactoriamente al sistema económico y por presuposición, causantes de su propia pobreza, que necesitan ser rehabilitados y transformados en actores sociales funcionales (Aspillaga y Rioja, s.f. ;Barnettet al, 2007;Bullock, Frascher Wychey Williams, 2001;Hodgetts, Culleny Radley, 2005;Kendall, 2005;Lens, 2002); como sujetos pacientes, víctimas, objetos de curiosidad y benevolencia a quienes se les niega la capacidad de agencia, creatividad y ciudadanía, lo que implica dependencia a otros grupos e instituciones sociales, particularmente al Estado; y como desviados sociales o delincuentes, actuales o en potencia, que desafían la autoridad o el orden social (entendiendo las regiones urbanas marginales como zonas del mal) (Berger, 2003;Gamson, Croteau, Hoynesy Sasson, 1992;Rey, 2004;Vasilachis, 2003;Zullo, 2008).…”