Desde que el ChemSex (el uso intencionado de drogas con fines sexuales entre hombres gais y bisexuales) se diera a conocer a nivel mediático, especial atención ha cobrado de parte muchos sectores. Recientemente se ha comenzado a mencionar, desde fuera de este colectivo, la ocurrencia de “violencia sexual” en los contextos donde se lo práctica, pero muchos hombres no entienden como tal los “actos sexuales sin consentimiento (expreso)” que pudieran darse. Este ensayo busca entender, desde una perspectiva cultural, por qué muchos hombres no se reconocen como “víctimas” o “agresores” de “violencia sexual” en contextos de ChemSex. Como el ChemSex ocurre dentro de la cultura sexual gay, la cual tiene sus propios códigos, normas, valores, lenguaje, etc. que son diferentes a los de la cultura dominante (heterosexual), los significados y entendimientos en torno al contacto físico y al sexo son diferentes. Además, partiendo que la intención es tener sexo y por las formas de contacto (p.e. virtual) y encuentro (p.e. locales de sexo), entienden que los consentimientos pueden darse de manera diferente a la verbal o que están dados de manera tácita dentro de las propias dinámicas de relacionamiento socio-sexual, por eso no se reconocen como “víctimas” ni como “agresores”.