“…Así como todos los encuentros terapéuticos son de naturaleza eminentemente multicultural, también lo es el caso de la supervisión de la psicoterapia (Chopra, 2013). Tanto la situación terapéutica como la de supervisión parecen estar en un lugar donde se reconoce que lo siguiente es cada vez más, tanto que: (a) lo que es cultural, o multicultural, se define de manera cada vez más amplia, para incluir no solo la raza/etnia y el género, y también la orientación sexual, la identidad de género, el estado de capacidad, la edad, el nivel socioeconómico y la clase social, religión/espiritualidad y nacionalidad (Ancis y Ladany, 2010); (b) la visión de que los individuos comparten identidades múltiples e interseccionales (por ejemplo, ser birraciales, cisgénero y homosexuales) ahora es parte de nuestro canon terapéutico / supervisión existente de conceptualización y conducta (e.g., Grzanka, 2020; Tarshis y Baird, 2021); y (c) la convicción, «la cultura está siempre en la habitación», se ve ahora como una realidad omnipresente de tratamiento/supervisión más fácilmente que nunca antes (e.g., Soto et al, 2019;Tummala-Narra, 2023;Watkins et al, 2019aWatkins et al, , 2019b. Pero para que todo eso importe y se integre significativamente en el proceso de supervisión de la psicoterapia, «... corresponde al supervisor abrir el diálogo sobre la cultura ...» (Bandstra et al, 2019, p. 294).…”