“…Los bioefectos debidos a la irradiación láser de baja intensidad (ILBI) en semillas presiembra y en plántulas o plantas durante su desarrollo (i.e., aplicación de energía fotónica en longitudes de onda y dosis específicas que producen un macro o micro efecto) han sido confirmados por numerosos estudios usando semillas de diversos cultivos (Paleg & Aspinall 1970, Govil et al 1983, Koper et al 1999, Katanska et al 2003, Hernández-Aguilar et al 2006, Drozd & Szajsner 2007, Podleśny 2007, Muszyñski & Gladyszewska 2008, Aladjadjiyan & Kakanakova 2008, Osman et al 2009, Aladjadjiyan 2012, Hoseini et al 2013, El-Kereti et al 2013, Jia & Duan 2013, Dobrowolski et al 1997, Śliwka 2014, Srećković et al 2014, Kouchebagh et al 2014, Gao et al 2014. A partir de la llegada de los láseres en los años 60´s (Nasim & Jamil 2014), se inició su aplicación en sistemas biológicos (Bessis et al 1962), incursionando al sector agrícola como elemento bioestimulador (BE) de plantas y semillas con el láser de rubí (Wilde et al 1969), y posterior a su descubrimiento también han sido aplicados los láseres de He-Ne (Helio-Neón), Ar (Argón), Neodimio-YAG (Nd-YAG), dióxido de carbono (CO 2 ) y diodos (en distintas longitudes de onda -λ), (Paleg & Aspinall 1977, Govil et al 1985,1991, Koper et al 1996, Rong et al 2001, Chen & Wang 2004, Chen & Sun 2006, Qiu et al 2008a, Chen 2008, Aladjadjiyan 2007a, 2007b…”