En Nicaragua el estudio de las arvenses, componentes importantes de los agro ecosistema, ha sido relegado a un segundo plano. En el periodo comprendido entre agosto y septiembre del año 2010 se llevó a cabo un estudio con el objetivo de actualizar la información sobre las arvenses en Nicaragua. La investigación fue de corte transversal, la información se obtuvo a través de análisis documental y entrevistas personalizadas con actores clave de las instituciones estatales y líderes de instituciones regionales, asociaciones de productores y académicos. La mayoría de los sistemas de cultivos se ven afectados por la presencia de arvenses y existe predominio de prácticas de manejo convencional que propician mayor infestación de arvenses. Trece especies de malezas son consideradas altamente problemáticas en la agricultura nicaragüense, y trece muy problemáticas. La práctica de manejo de arvenses utilizada por pequeños agricultores es manual, a través de la utilización de implementos livianos y arranque a mano. Agricultores medianos y grandes utilizan herbicidas como paraquat, glifosato y 2,4 D, algunos de ellos de uso restringido en muchos países. En los últimos diez años ha habido un incremento en el uso de herbicidas, y hay sistemas de cultivo como arroz, sorgo, caña de azúcar, café y cultivos oleaginosos (soja, maní y ajonjolí) que dependen de los herbicidas para reducir las arvenses. Son pocos los profesionales que trabajan en ciencia de las malezas, así como los programas y proyectos de investigación en curso que consideran la temática. No existe información sobre arvenses acuáticas, la práctica de control biológico es inexistente, y pocos programas de certificación de semillas cumplen con las normas establecidas que incluyen un especial manejo de arvenses. A nivel nacional existen documentos de reglamentación, así como convenios o tratados internacionales que influyen en las opciones de manejo de las arvenses.
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