<p class="p1">El arsénico presente en agua puede llegar a causar serios problemas en la salud de los consumidores. En Costa Rica, se han identificado aguas de consumo humano con concentraciones mayores al límite permitido (10 µg/L). La adsorción del arsénico por un material adsorbente ha sido utilizada en otros países con éxito. Para ello, se han utilizado gran variedad de materiales adsorbentes sintéticos, naturales o subproductos de procesos industriales o agrícolas. Los adsorbentes sintéticos, por lo general, presentan alta capacidad de adsorción pero representan altos costos adquisitivos, contrariamente a los materiales naturales y de residuos de procesos que aunque tienen capacidades de adsorción menores, son más baratos y se encuentran más fácilmente. En el marco del contexto en mención, se presenta un análisis de las opciones de materiales naturales de origen local y de bajo costo adquisitivo, con un contenido relativamente alto de óxidos de hierro, aluminio y titanio, que podrían ser utilizados para remover arsénico del agua. Los materiales identificados son biotita, piedra caliza, diatomita, arenas ricas en magnetita y rocas piroclásticas de composición basáltica. Todos esos materiales son originarios de la zona de Guanacaste, afectada por la presencia de arsénico en agua.</p>
Alrededor del año 2007 las Naciones Unidas indicaban preocupación por los residuos sólidos que estaban llegando al mar producto de las actividades en las zonas terrestres, así como propiamente las generadas en el mar, amenazando la salud de los océanos, la seguridad y calidad de los alimentos, la salud humana, el turismo costero y la fuente de trabajo de muchos pescadores, cuyo sustento depende del mar. Costa Rica cuenta con dos costas, una en el Océano Pacífico y otra en el mar Caribe, con abundantes recursos naturales tanto en los ecosistemas marinos como en los terrestres. Pero estos, se encuentran severamente amenazados debido al abuso que se ha dado a los recursos y a las actividades antropogénicas. Por lo anterior y sumándose al interés global de proteger los océanos, el gobierno de Costa Rica realiza el Plan Nacional de Residuos Marinos de manera participativa e intersectorial. Para ello se efectúa un análisis de línea base con información recolectada de literatura internacional y nacional, con talleres participativos donde se presenta la información de la situación actual de la gestión de residuos, con visitas a asociaciones de pescadores en el Pacífico y en el Caribe, entrevistas, cuestionarios y discusión de los temas relevantes para el país. El resultado de la recolección de la información es lo que se presenta en este artículo. En él se resume el aporte de las fuentes terrestres y marinas, el impacto a los ecosistemas, el monitoreo que se realiza, los distintos programas de educación sensibilización e información con que se cuenta, la normativa internacional y nacional, terminando con un análisis de las actividades de investigación, desarrollo y los retos para la innovación. Se presentan además conclusiones sobre el estado actual de la gestión de residuos marinos en los distintos ámbitos analizados.
Se estima que una tercera parte de los alimentos producidos en el planeta se pierde o desperdicia, como consecuencia de técnicas inadecuadas de cultivo y factores de comportamiento relacionados con el consumidor. Esta situación ha generado importantes repercusiones sobre el ambiente, la economía y la sociedad, afectando en mayor medida a los países cuya alimentación depende de las importaciones. Como respuesta, naciones de todo el mundo han diseñado diversas estrategias para disminuir el desperdicio y aumentar la seguridad alimentaria de sus habitantes. En el caso de Costa Rica, se crea en el año 2014 la Red Costarricense para la Disminución de Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, con la finalidad de diseñar estrategias para minimizar las pérdidas y desperdicios en el territorio costarricense. Es así como en el año 2018, el Instituto Tecnológico de Costa Rica se suma a los esfuerzos nacionales al realizar una evaluación en el Restaurante Institucional del Campus Tecnológico Central, sobre la cantidad de alimentos descartados durante su almacenamiento, preparación y consumo. Los resultados señalaron que durante una semana lectiva se generan 927,75 kg de residuos orgánicos de los cuales el 55% se descartan como producto de la pérdida y desperdicio de alimentos. De esta manera se determinó que el 9,56% de los alimentos producidos terminan siendo desechados. Estos datos forman parte de una línea base, a partir de la cual se evaluará la aplicación de nuevas estrategias que permitan mejorar la gestión de los alimentos en la Institución.
Hazardous waste treatment options in developing countries are limited. The main problems include scarce or no specialized facilities, and a lack of analytical tools for characterization. In some cases, there are also minimal regulations. Costa Rican hazardous waste legislation dating from the 1990s was improved over the last decade. We describe the management system implemented in Costa Rica that permits an increase in the amount of hazardous waste that could be properly managed, from around 7,432 tons in 2015 to 31,268 tons (76%) in 2019. Similarly, during the same period, the number of official waste-generator companies and specialized waste management companies increased from 107 to 736 (85%), and from 11 to 35 (69%), respectively. We also present the collaboration of a public university with a local small company. Characterization of hazardous waste and evaluation of possible treatment methods were performed at a laboratory level in the university. Later, the small company, under university staff supervision, scaled up the selected treatment method. This small company has two reactors with capacities for 2,000 and 500 kg, both are equipped with pH and oxidation potential reduction sensors that control the pumps used for adding acid, base or oxidants into each reactor. Examples of successfully treated liquid waste are sulfide and cyanide wastes from a metal finishing company. Both types of wastes were oxidized using chlorine, to obtain calcium sulfate and nitrogen gas, respectively. Heavy metal waste is precipitated and then solidified using Portland cement. Hazardous organic waste is normally sent to a local cement kiln for co-processing; however, some waste does need pre-treatment before burning, such as the case of di-isocyanates, which, during burning, could generate hydrogen cyanide. So the waste has to be transformed into urethanes by an aqueous reaction, with ethanol and ammonia. This study demonstrates cooperation between academia, through technical knowledge and analytical skills, and industry, providing appropriate infrastructure and management in accordance with local regulation.
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