The linkage between land-use change and demographic transitions in advanced countries has becoming increasingly complex because of the mutual interplay of environmental and socioeconomic spheres influencing the degree of sustainability of both regional and local developmental processes. The relationship between urbanization and economic development has been relatively well investigated by clarifying the consequent impacts on population dynamics. In the early phases of urbanization and economic development, population grew at a particularly high rate, declining (more or less rapidly) in the subsequent time interval. Improving income and education opportunities in urban settings resulted in further urbanization, leading to progressively lower fertility. At the same time, a more general view on the relationship between land-use change and demographic transition focusing on a broader spectrum of landscape processes (including farmland abandonment and forest expansion) at larger spatial scales (from regional to country and continental scale) is increasingly required. The present study provides an integrated view of the relationship between land-use change, urbanization, and demographic transitions with specific focus on Europe. Considering divergent processes of landscape transformations in a unified socioeconomic view may evidence the intimate linkage with recent population trends in both urban and rural areas.
Objective The aims were to diagnose intestinal parasites in migrant horticultural families in the rural area of La Plata, and assess factors that increase the risk of parasitic infection. Materials and methods Serial stool samples and anal swabs of 350 individuals were processed using sedimentation and flotation techniques. Socio-sanitary and environmental characteristics were surveyed using a semi-structured questionnaire. A generalized linear model was used to assess the change in parasitic prevalence with different predictor variables. Results Of all examined individuals, 79.1% were parasitized, and 12 parasites were identified. Blastocystis sp. (58.9%), Entamoeba coli (26.3%), Enterobius vermicularis (26.0%), and Giardia lamblia (24.0%) were the most prevalent species. Risk factors were age group (<12 years), sampling site, and a basic education of parents. Conclusion The high prevalence of intestinal parasites in horticultural families is associated with inadequate environmental sanitation, a limited access to education, and insufficient hygienic habits. An increase in parasitological references in integrated studies (human, animal and environmental health) would result in an understanding of the parasitic etiology, and the development of effective actions for the control of intestinal parasites.
Las parasitosis intestinales son relevantes en la salud pública debido a las altas tasas de prevalencia a nivel mundial, especialmente en regiones de América Latina, África y Asia. La intensidad y patogenicidad de las parasitosis intestinales depende por un lado de la carga parasitaria, el número de especies y el estado inmunológico del hospedador, y por el otro de la condición socio-económica y de saneamiento ambiental de las poblaciones que las padecen. Estudios realizados en diferentes poblaciones de América Latina muestran correspondencia entre elevada prevalencia de parásitos intestinales, condiciones de pobreza e inadecuada sanidad ambiental. Por otra parte, el parasitismo intestinal es mayor en áreas rurales y aumenta en regiones de producción agrícola y ganadera. En este sentido, la relación que existe entre la salud animal, humana y ambiental sugiere la necesidad de un abordaje integrado que sustente la seguridad alimentaria. La presente investigación tuvo en cuenta las condiciones del entorno de la unidad doméstica-productiva de las familias del Cinturón Hortícola Platense, la exposición a la infección parasitaria y su distribución en la población analizada. Se propuso realizar un diagnóstico de las especies parásitas en la población horticultora, los animales de compañía y el ambiente e identificar los factores socio-económicos y ambientales que puedan ser indicadores de riesgo de infección parasitaria en las familias agricultoras. El estudio se realizó en los barrios de Abasto, Melchor Romero, Ángel Etcheverry y El Peligro de la región sudoeste del Cinturón Hortícola Platense. El tipo de estudio fue observacional y descriptivo de corte transversal y la investigación se llevó a cabo entre abril de 2016 y febrero de 2020. Se realizaron talleres participativos sobre la problemática parasitológica y la sanidad ambiental. A través de un intercambio de saberes se abordó la biología de las especies parásitas y las estrategias de prevención frente a las infecciones más frecuentes. Se utilizaron encuestas para relevar las características socioambientales de las familias participantes, los hábitos de higiene y las tendencias en las prácticas agrícolas durante la cosecha y postcosecha. Se realizó el diagnóstico parasitológico a los integrantes de las familias y animales de compañía (perros). Se identificaron especies parásitas en muestras de hortalizas de hoja, suelo de cultivo y agua de consumo y riego en las unidades productivas de las familias agricultoras participantes, así como también la calidad del agua por análisis microbiológicos y fisicoquímicos. Se realizó un análisis exploratorio de las personas examinadas en relación con los barrios analizados y el indicador de precariedad (IP). El IP se consideró leve o grave según las características estructurales y de acceso a servicios públicos en la población analizada. Se utilizaron modelos lineales generalizados (GLM) para evaluar el cambio en la prevalencia general y en la prevalencia de cada especie parásita respecto a variables predictoras. Del estudio participaron 54,9% mujeres y 45,1% varones, de 1 a 65 años. Se obtuvieron 350 muestras fecales seriadas las cuales se procesaron mediante técnicas de enriquecimiento por sedimentación (Ritchie) y flotación (Sheather). Para la detección de Enterobius vermicularis se realizó la técnica de escobillado anal. Del total de la población analizada, el 79,1% resultó parasitada y el monoparasitismo fue más frecuente. Se detectaron 12 especies parásitas y las más prevalentes fueron Blastocystis spp. (58,9%), Entamoeba coli (26,3%), E. vermicularis (26,0%) y Giardia lamblia (24,0%). Por otro lado, se analizaron 40 muestras de heces de perros y se detectó una prevalencia parasitaria del 60,0%. La parasitosis múltiple fue más frecuente y se hallaron 7 especies parásitas siendo las más prevalentes Ancylostoma caninum (41,1%), Toxocara canis (21,9%) y Giardia sp. (17,0%). Los análisis de las encuestas mostraron que las familias no hervían ni cloraban el agua de consumo, las prácticas de lavado de manos eran insuficientes y la mayoría no habían recibido previamente información sobre parásitos intestinales. Se observó una relación directa entre el indicador de precariedad (IP) grave y una alta proporción de personas parasitadas en tres de los cuatro barrios analizados y según el barrio, la probabilidad del riesgo de infección se triplicó o cuadruplicó. Además, el IP grave e instalación del baño dentro de las viviendas se asociaron significativamente con la composición de especies parásitas y aumentó la probabilidad de infección por Blastocystis spp. Los niños y las niñas de 1 a 12 años fueron los/las más parasitados/as y en mayores de 13 la infección parasitaria se redujo entre un 20 y 80%. En cuanto a la educación, la variable educación básica aumentó la probabilidad de infección por especies tales como G. lamblia y E. vermicularis y la probabilidad del riesgo de infección se redujo a la mitad a medida que aumentó el nivel educativo, demostrando que el acceso a la educación tiene un efecto importante en el saneamiento ambiental, prevención y control de estas infecciones. Respecto a los animales de compañía, la permanencia de los perros dentro de las viviendas aumentó la probabilidad de infección por especies de importancia zoonótica y el hacinamiento crítico y no haber recibido información sobre parásitos intestinales aumentaron la probabilidad de riesgo a parasitosis en un 20%. De las 261 muestras de hortalizas de hoja analizadas, el 58,6% resultó positiva a parásitos intestinales. Las 5 variedades de hortalizas (lechuga, acelga, espinaca, rúcula y achicoria/radicheta) presentaron contaminación parasitaria y el 64,7% de las muestras positivas eran de lechuga. Las especies más prevalentes fueron Blastocystis spp. y ooquistes compatibles con Cryptosporidium spp. La técnica de Pérez-Cordón fue la técnica de lavado que más especies parásitas detectó, seguida de la técnica de Devera. De las 87 muestras de suelo de cultivo, el 31,0% resultó positiva a parásitos intestinales y la especie más frecuente fue Blastocystis spp. (17,2%). La técnica de Shurtleff y Averre fue la técnica que más especies parásitas recuperó y la única que halló helmintos. La probabilidad del riesgo de infección parasitaria se redujo cuando los participantes tenían cobertura de salud y mostraban mejoras en el entorno de la unidad doméstica-productiva (e.g. calles pavimentadas) y aumentó cuando los perros y los niños y las niñas circulaban por el cultivo. Esto sugiere que el acceso a la salud es tan relevante como el saneamiento ambiental, demostrándose que la interacción entre la salud humana, animal y ambiental tiene su impacto en el proceso de transmisión y dispersión de las formas parasitarias. Cultivar a campo, producir lechuga, regar por surco y abonar con cama de pollo aumentó el riesgo de infección parasitaria en un 10% y además, el uso de este abono y cultivar lechuga aumentó la probabilidad de infección por Cryptosporidium spp. y especies comensales. El almacenamiento de la producción durante la postcosecha aumentó la probabilidad de especies relacionadas con la contaminación del agua, así como las relacionadas con la higiene personal inadecuada y la transmisión zoonótica. Regar o “refrescar” con aguas no tratadas y utilizar estiércol como abono son las prácticas que más influyeron en la calidad sanitaria de las hortalizas de hoja. El análisis del agua de consumo y riego permitió observar la presencia de protozoos parásitos (Blastocystis spp. y Entamoeba spp.) y que más del 80% de las muestras no presentaron calidad microbiológica aceptable, corroborándose la contaminación fecal del agua subterránea. Finalmente, se estimó que la concordancia entre la presencia de coliformes fecales, altas concentraciones de nitratos y parásitos intestinales en las muestras de agua se relaciona con las deficientes condiciones de saneamiento ambiental observadas en las familias agricultoras. De esta manera, las condiciones del entorno de la unidad doméstica-productiva favorecen la infección parasitaria y distribución de las especies parásitas en las familias del Cinturón Hortícola Platense.
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