BackgroundOnabotulinumtoxinA (OnabotA) is effective in Chronic Migraine (CM) during first year of treatment and longer. In real clinical setting, CM patients with acute Medication Overuse (MO) or concurrently receiving oral preventatives are treated with OnabotA. We aim to assess evolution of CM patients beyond first year on OnabotA.MethodsData were retrospectively collected in three headache units. We analyzed cases who had received at least five sessions of OnabotA according to PREEMPT protocol. We continued OnabotA therapy when a reduction of number of headache days of at least 30% was achieved.ResultsWe included 115 patients (98 females, 17 males) who completed 7.6 ± 2.3 (5–13) OnabotA procedures. Previously they had not responded to topiramate and, at least, one other preventative. Age at inclusion was 45.3 ± 12 (14–74) years, and latency between CM onset and OnabotA therapy was 43.1 ± 38.2 (6–166) months. At first OnabotA session 92 patients (80%) fulfilled MO criteria and 107 (93%) received a concurrent oral preventative. In 42 cases (36.5%) OnabotA dose was increased over 155 units. After first year in 57 out of 92 patients (61.9%) MO was discontinued. Among those receiving preventatives, in 52 out of 107 they were retired (48.6%). In 22 cases (19.1%) OnabotA administration was delayed to the fourth or fifth month and in 12 (10.4%) it was temporally stopped. Finally, in 18 patients (15.7%) OnabotA was discontinued due to lack of efficacy beyond first year of treatment.ConclusionOur results suggest that discontinuation of acute medication overuse and oral preventive therapies are achievable objectives in long-term using of OnabotA in CM patients.
En este estudio se analizan las diferencias de género que se observan en la adolescencia con respecto a diferentes aspectos de los estilos de vida relacionados con la práctica de actividades físicas y deportivas, implicación en actividades extraescolares, utilización de las TIC, tiempo destinado a estar con los amigos y a estudiar, consumo de sustancias y rutinas relacionadas con el sueño. Para ello se han estudiado las diferencias por curso y sexo, en una muestra de 2400 adolescentes, 55.5% de chicas y 44.5% de chicos, con edades comprendidas entre los 12 y 17 años (media de 14.73 y deviación típica de 1.24) pertenecientes a 20 centros educativos de Andalucía. Los resultados obtenidos, mediante la realización de análisis de correlaciones, ANOVA y prueba de Tukey, confirman que existen correlaciones significativas entre la mayoría de las variables que conforman los estilos de vida, casi todas de tipo positivo a excepción de las relacionadas con consumo de sustancias en donde la mayoría fueron negativas. También se encontraron grandes diferencias de género en los estilos de vida ya que de las 15 variables analizadas 10 de ellas presentan diferencias significativas con respecto al género y una disminución significativa, con el aumento de la edad, en una serie de variables que conforman los estilos de vida saludables: práctica de la actividad física y deportiva, participación en actividades extraescolares y horas de sueño.
siendo sustituido por otro de desarrollo positivo que pretende promover la competencia y el desarrollo adolescente saludable, y que elige la escuela como un contexto idóneo para llevar a cabo programas de promoción de la salud. En este artículo se realiza una revisión de la literatura a nivel internacional de lo que se podrían considerar programas para la promoción del desarrollo positivo en el entorno escolar, analizando entre otros aspectos, los diversos tipos de programas, el alcance de sus intervenciones, las características de los programas exitosos y las consecuencias positivas que se derivan de la participación en ellos. Para concluir se presentan algunas preguntas que todavía carecen de respuesta en nuestro contexto nacional y algunas futuras líneas de trabajo en este ámbito.
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