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janela risco Qual foi a sua relação com Rossi e qual é o papel de um mestre hoje? DV A minha relação com Rossi foi aquela de um aluno em relação ao seu professor, mesmo que a diferença de idade não fosse tão grande. Quando Rossi era meu professor ele era relativamente jovem e eu acredito ter sido seu aluno não de modo servil e com outras referências e com outras vicissitudes de formação. Mas foi para mim uma referência principal no plano intelectual e a minha relação pessoal com ele foi diferente ao longo do tempo:Rossi era uma pessoa muito complexa, muito rica e também muito difícil. E como para muitos outros, eu tive momentos muito felizes na minha relação com ele, de amizade e momentos de contraste.Rossi não era uma pessoa fácil, talvez exatamente por essa sua espessura, por essa sua densidade e também por essa sua suscetibilidade e por essa sua atitude não simples em relação aos fatos da vida e em relação às relações humanas. Na minha opinião, a questão dos mestres é uma questão ao mesmo tempo importante e perigosa, isto porque a figura do mestre corre sempre o risco de cair no culto da personalidade. Mas eu acredito que os mestres de fato existam. Eu vejo Rossi ainda como uma das grandes figuras intelectuais do 900, como uma das principais figuras que construíram uma proposta e um trabalho autônomo e autêntico no campo da arquitetura. Isso deve ser reconhecido a ele: essa dimensão intelectual que era ao mesmo tempo capacidade inventiva e dimensão artística e capacidade de projeto, mas dentro de um quadro de elaboração global. Rossi nunca foi apenas arquiteto no sentido do artesão e, aliás, este aspecto do caráter artesanal, ou do saber fazer, foi nele secundário. Foi, ao contrário, uma importante figura artística e intelectual, de grande força figurativa e de grande capacidade de invenção. Mas os mestres, para nós, ao menos na cultura italiana, são algo diferente do arquiteto faber, do arquiteto que trabalha dentro de uma dimensão fabril, artesanal.Os mestres, para nós, foram figuras complexas,

En el contexto de la progresiva evolución del interés por la colección en un sentido público y emblemático, se indagan los difusos límites entre los muebles y los ambientes de los edificios, entre éstos y sus extensiones a través de pórticos y patios, y de dichas extensiones con los espacios públicos de las ciudades. Se analiza así, la relación con el pasado, desde el ámbito del espacio privado para la reflexión en intimidad, hacia el ámbito del espacio público y de representación de la sabiduría y el prestigio adquiridos.

El oficio de enseñarTengo dos oficios, aunque me parezca que uno de ellos lo ejercite demasiado poco. El primer oficio consiste en enseñar en la escuela. El otro es el del arquitecto, y es el más abiertamente amado, aunque se practique con limitaciones y dificultades. Es obvio que los dos oficios se alimentan y se enriquecen mutuamente, pero seguro que no coinciden, ni derivan de un modo lineal uno del otro.No derivan uno del otro, pero tienen entre ellos lazos fuertes. Sobre estos lazos se suele pasar de puntillas, visto que se discute mucho del problema de la enseñanza y poco (demasiado poco) del problema de la arquitectura. En realidad, discutir del primero sirve para eludir el segundo. Pero es evidente que el problema de la enseñanza no puede existir en términos autónomos, lo cual llevaría a prescindir de un pensamiento y de una actitud que reflexiona sobre aquello que la arquitectura debe ser. No se puede anteponer el problema del cómo transmitir la arquitectura al problema de la cosa a transmitir. También porque el cómo depende en buena medida de la cosa y porque un concepto en el campo de la arquitectura supone de modo implícito un modo de enseñar.Enseñar a través la técnica, enseñar por vía de la cultura Éste es por tanto el primer punto en el que detenerse. La enseñanza no puede limitarse a transmitir técnicas y habilidades. Cuando pretende hacerlo, es porque las asume como neutras y les atribuye un papel inadecuado. Las separa de la razón a la que están ligadas para convertirlas a su vez en una razón. Es un punto de vista "neo-técnico" que se desarrolla en muchas escuelas y en particular en las ingenierías y en las universidades Politécnicas. Es un punto de vista basado en el viejo mito de la técnica como un cuerpo natural e instrumento del progreso. Conduce a la idea que las técnicas son separables de las búsquedas culturales a las que están entrelazadas, y las reviste de una naturalidad y de una obviedad que en realidad no tienen ni pueden poseer. Debemos cuidarnos de esta tentación que sigue vigente y próxima.Pero hay otra cara de esta desviación más difícil de discutir porque está ligada al prestigio de los grandes maestros. Estos se proponían no como maestros de arquitectura, sino de inteligencia y humanidad, y a veces es cierto que lo eran. El ejemplo más sencillo y convincente que yo podría mencionar es el de Ernesto Nathan Rogers. Antes que Aldo Rossi y próximo a él, Rogers fue mi profesor. Él representó una manera plena de enseñar: no enseñaba el oficio que se supone las escuelas deben transmitir, sino más bien un punto de vista y una profunda comprensión de las cosas. Fue un maestro de la cultura, y antes que de la cultura, de la crítica y de la reflexión. Introducía al ejercicio secular de la razón, y lo hacía con cierto descaro y malicia. A las cosas de la arquitectura no llegaba de un modo directo, sino ampliando el campo y planteando problemas. Rogers se aferró a lo que tenía que enseñar, pero lo amplió a un abanico amplio de intereses, tanto que a través de él los estudiantes descubriero...

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